A día de hoy estos recintos se están convirtiendo en una gran necesidad en campos de trabajo en auge como puede ser la cosmética y la industria farmacéutica.
Las salas blancas tienen numerosas aplicaciones.
Mostraremos las más conocidas:
– Evitar la contaminación en la estancia. Esto es muy útil en ciertos lugares como, por ejemplo, los laboratorios (donde la limpieza total debe ser un factor básico para poder trabajar con seguridad).
– Para protección de productos intermedios. Es decir, para asegurar que los productos no se vean dañados o afectados por la manipulación de los propios productores. Por ejemplo, en un laboratorio, se evita el crecimiento de cepas que afectarían gravemente al resultado final del producto.
– Protección frente a contaminaciones externas. Sobre todo, la contaminación de las corrientes de aire externas, que pueden transportar partículas contaminantes suspendidas en ellas.
– Las salas blancas se emplean también en la fabricación de productos que requieren un ambiente de gran esterilidad. Las características de la sala blanca cumplen totalmente para dicho ambiente.
– Protección contra aerosoles abrasivos. Funcionan como un elemento de contención. La sala blanca frena el paso de posibles partículas de polvo y suciedad, que pueden dañar los proyectos o productos que no toleren ninguna partícula contaminante.